Apenas había ocurrido el terremoto del 19 de septiembre, y dos países habían encendido sus alertas. En pocos minutos, a más de tres mil kilómetros del epicentro de la emergencia en la Ciudad de México, un ministro y dos cancilleres acordaron que 122 especialistas, entre rescatistas e ingenieros, viajaran a territorio mexicano. Lo que parecía el envío de ayuda internacional ante el desastre, en realidad escondía una misión urgente: rescatar a dos blancos catalogados como de máxima prioridad.
El envío de militares y civiles con entrenamiento castrense estaba pactado. Se trataba de militares españoles especializados en rescates con alto grado de complejidad; así como civiles israelíes con entrenamiento de élite, todos con distintos rangos como oficiales, que fueron reclutados como reservas de las Fuerzas de Defensa de Israel, específicamente para la operación estratégica que se planificaba en México.
Minutos después del sismo, el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, contactó vía telefónica al secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, confirmó el embajador de Israel en México, Jonathan Peled. Una comunicación en el mismo tono la haría el ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación del Gobierno de España, Alfonso María Datis, con el canciller. En ambos casos se había acordado la operación multinacional en la Ciudad de México.
Ambos equipos de especialistas se conformaron en menos de 24 horas. Y 12 horas después, los 122 especialistas ya operaban en los derrumbes ubicados en Álvaro Obregón 286, en la colonia Roma Norte; en Escocia, colonia Del Valle; en la fábrica de ropa de la colonia Obrera, y en la Unidad Habitacional Tlalpan.
El 21 de septiembre, su primer día en el país, el equipo israelí se desplazó a la empresa de la colonia Obrera. En pocas horas rescataron a Jaime Askenazi, un hombre de 76 años, empresario textilero de origen argentino y dueño de la fábrica. Un hombre, muy religioso, padre de seis hijos, y un hombre muy querido en la comunidad judía, que perdió la vida junto con sus empleados cuando colapsó el inmueble. Una vez que recuperaron el cuerpo no hicieron más, se salieron del lugar y se dirigieron a la colonia Roma. Y es que el 286 de Álvaro Obregón era el punto medular para ambos grupos de rescate, españoles e israelíes.
En cuestión de minutos, el equipo israelí montó una operación táctica y poco visible. Las autoridades mexicanas en la zona les permitieron controlar las operaciones de rescate junto con el grupo proveniente de Los Ángeles, California, al que acompañaba la embajadora de ese país, Roberta Jacobson.
Todo ocurrió deprisa. Recabaron la información necesaria para ubicar al personaje que buscaban y, en 36 horas, llegaron al punto exacto, el segundo piso del edificio. Entre los escombros encontraron el cuerpo de una mujer que vestía pantalón negro y largas botas negras. Completada la misión, el equipo israelí se retiró del lugar, y horas más tarde abandonó el país.
En el mismo piso y a sólo unos metros de distancia, se encontraban los otros dos personajes de interés para el gobierno español, un hombre y una mujer, cuyos cuerpos fueron recuperados casi seis días después de su llegada a México. Un día más tarde, el equipo español también regresó a su país, llevándose el cuerpo que buscaban.
Horas después, personal de la Secretaría de Marina se dio a la tarea de recuperar algunas computadoras de ese segundo piso, las cuales retiraron con cuidado y las colocaron en sus vehículos. De ello la dependencia no quiso hablar.
En el segundo nivel tenía su sede Valora Consultores, una empresa de origen español con sede en La Coruña, en la comunidad autónoma de Galicia. En su página de internet asegura que se enfoca en el desarrollo de estrategias de sustentabilidad y responsabilidad social para grandes corporativos como British American Tobacco, Aeropuertos del Sureste y Autlan, entre sus principales clientes. No hay más datos públicos disponibles, pero fuentes consultadas por este semanario reconocieron que se trata de una compañía de “alto perfil para el desarrollo de proyectos de gran valor estratégico”.
A partir de entrevistas con funcionarios, revisión de documentos y una decena de testimonios de sobrevivientes, familiares y rescatistas, ejecentral reconstruyó la misteriosa historia del piso 2 del edificio de Álvaro Obregón 286.
LA AYUDA LLEGÓ DE INMEDIATO. EN EL PRIMER DÍA, UNA GRÚA TELESCÓPICA CON CAPACIDAD PARA CARGAR HASTA 400 TONELADAS, PERMITIÓ QUE AL TERCER DÍA SE ACELERARA EL RESCATE