Las palabras ya las hemos visto todos: “Meadero”, “Queso de puerco”, “Pinto”, sin olvidar los insultos tradicionales, las están aplicando al candidato del PRI, José Antonio Meade.
Sin meterme a mucho rollo, los expertos en debate llaman a esto la “Falacia ad hominem” que significa nada más “atacar a la persona”.
La idea es muy sencilla: en el momento que a alguien se le acaban las ideas, una de sus reacciones es atacar a la persona que sustenta ideas contrarias por su aspecto o por otras razones. Se olvida del verdadero debate para lanzar adjetivos ofensivos.
Esta es una clara muestra de que, a nivel ideas, se está perdiendo. Que los argumentos o se acabaron o no existen y que sólo nos queda decirle a nuestro contrario “Meadero”.
Tal vez esto suene muy creativo o muy original, sin embargo, le da un pretexto a los contrarios: Lo aprovechan esto aseverar que no tenemos ideas y de que sólo nos dedicamos a destruir.
¿Qué acaso no tenemos los argumentos necesarios para cerrar la boca de los oficialistas y de las personas que defienden a capa y espada a los candidatos oficiales?
¿Nos queremos rebajar al nivel de los bots pagados por la mafia del poder? ¿Qué nos arrastren a su nivel carente de ideas y de argumentos?
Contamos con todos los argumentos para demostrar que nuestra causa es la correcta y no necesitamos caer en el juego de los contrarios.
Creo que rebajarnos a discutir como personas sin cultura y sin conocimientos es hacerle el caldo gordo al oficialismo. Ellos quieren que la gente piense que somos violentos y en el momento que utilizamos adjetivos para denostar a un contrario, manifestamos una forma de esto: la violencia verbal.
La próxima vez que te encuentres en un sitio de discusión en Internet o en redes sociales, en vez de “adjetivizar”, mejor expón tus ideas, no te enfrasques en discusiones y mucho menos, te pongas a insultar.
Eso es lo que ellos quieren. No se los demos.