Esta escultura que ves, que en lo personal encuentro un tanto ridícula, es una enorme réplica del Gran Tintero Plateado.
¿Qué es eso?
En la prehistoria no-tecnológica era necesario utilizar plumas o manguillos para escribir y firmar documentos o leyes. Para usarlos era necesario sumergirlos periódicamente en tinta. En la Cámara de Diputados existe un tintero, especialmente diseñado a finales del siglo XIX, el cual era utilizado por el presidente en turno de la cámara.
En ésta época de tabletas y plumas atómicas, dicho tintero ha perdido utilidad práctica pero aún mantiene un valor simbólico: su función es la de indicar el lugar del Presidente de la Cámara de Diputados.
El caso es que, para auto festejarse, los diputados se mandaron a hacer una réplica gigante (5 por 2 metros) del tintero gigante que “sólo” costó $2 millones 250 mil pesos.
Por supuesto que hubo una inauguración muy rimbombante con animados discursos sobre la pluralidad de la cámara y lo buenos que son todos los legisladores a pesar de lo ingrato de su tarea.
Sin embargo, tantas palabras y tantos buenos deseos, no pueden ocultar una cosa:
¡¡Se gastaron más de dos millones de pesos en una frivolidad!!
Tal vez, como ellos ganan mucho dinero, el dichoso tintero se les hace de lo más normal; tal vez piensan que los mexicanos todavía nos quedamos embobados cuando vemos objetos brillantes… no sé.
El caso es que la época que vivimos no está para estar pagando por cosas inútiles: Al encontrarse en la explanada de la Cámara de Diputados, a la cual es casi imposible acceder a cualquier mortal promedio, ¡no la va a ver nadie!
No, señores diputados, como se ve que para ustedes el dinero es cosa asegurada. ¿Cómo le explicamos a la gente que gana el mínimo o menos este tipo de gastos estúpidos?