Llama la atención leer en varios foros en Internet gente que cuestiona a otros la decisión de votar.
¿Vas a votar? ¿Por qué?
En una era en que estamos politizados –y polarizados- de una manera nunca antes vista, resalta que alguien se ponga a cuestionar a quienes si piensan acudir a las urnas el próximo primero de julio.
En estos días no es necesario acudir a un mitin o una reunión política; con el simple hecho de leer el timeline de la propia cuenta de Facebook nos encontraremos con miles de opiniones y gente que insta a votar por tal o por cual candidato.
Sin embargo, una vez más, comienza a circular la idea de que la forma de demostrar al gobierno nuestro descontento es no votando.
Aseveran que el voto solo funciona para darles más presupuesto a los políticos por lo que, si nos abstenemos de votar, pues los partidos ya no tendrán dinero.
Siento, de la manera más personal, que esta estrategia es la más cobarde de todas: como los políticos de todas formas no me hacen caso, los castigo y no voto.
¡¡¿¿??!!
Puede parecer un ejercicio inútil sin embargo es la única manera que tenemos para demostrar nuestro gusto o disgusto con quienes nos gobiernan.
¿Te va muy bien y quieres que las cosas sigan como están?
Vota por los mismos.
¿Quieres un cambio porque ya no te gusta cómo se están manejando las cosas?
Vota en contra; analiza cuál candidato se apega más a tus ideas y a tus realidades y vota por éste.
¿Tienes dudas por quién votar?
Realiza un voto diferenciado: para los puestos ejecutivos (presidente, gobernador y presidentes municipales) vota por un partido y para los legislativos (congreso federal o local así como cabildos) vota por los opositores; para eso sirve nuestro sistema de tres poderes.
Sin embargo no te dejes llevar por la grandísima estupidez de no votar. Un voto nulo o no emitido es tan sólo una licencia al gobierno para seguir actuando de la misma manera.