A menos de dos semanas de que finalice el proceso electoral, se acelera el reloj para que instituciones y personajes políticos promuevan acudir a las urnas y eviten el abstencionismo, fenómeno que en nuestro país ha representado un desafío ante la poca promoción limpia y sin tendencia partidista de voto.
De acuerdo con el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública, México se encuentra entre los países latinoamericanos con mayor abstencionismo con un nivel de 41 por ciento. Los indicadores señalan también, que en las pasadas elecciones para gobernador se registró un rango de abstención de 44 por ciento.
Los estados con las cifras más altas en abstencionismo durante los comicios para elegir gubernatura fueron Chihuahua, Quintana Roo y Tamaulipas, mientras que por el contrario, las entidades con menor porcentaje son Yucatán, Tabasco, Tlaxcala y Campeche, este último en espera de repetir la hazaña el próximo 7 de junio.
Es así, que entre los peores resultados a contar en este panorama, están los sufragios anulados o votos no emitidos, pues de ser así, la ciudadanía evidenciaría que no existe aún, un candidato ideal para tomar las riendas del gobierno de su ciudad o estado, mientras que las administraciones electas, terminarán por no representar a las mayorías.
A pocos días para las elecciones en las que se elegirán 9 gobernadores, 500 diputados federales, 641 locales, 993 alcaldías, 20 juntas municipales y 16 delegaciones del Distrito Federal, los organizadores y candidatos de este ejercicio democrático, deben valorar acciones eficaces para finalizar sus campañas y reforzar la lucha contra el desánimo del electorado, demostrando que no hay indiferencia ante el voto en blanco y sí una estructura eficaz para garantizar a la ciudadanía resultados que reflejen su preferencia. Es mi opinión…
Escrito por Gladis López Blanco