Las elecciones presidenciales del año que entra prometen ser un verdadero momento histórico y, como ocurre en épocas de cambio, los personajes empiezan a mostrar sus verdaderos colores o, como dice la sabiduría popular, a mostrar el cobre.
¿Cómo es posible que alguien que se dice de “izquierdas”, progresista y que está en contra del régimen de corrupción en el que nos encontramos sumergidos se pueda cambiar de caballo tan fácilmente?
Estoy hablando de Denise Dresser quien, sin tapujo o vergüenza alguna, se subió al tren del mal hadado “Frente Ciudadano”.
Al lado de “personalidades” como Vicente Fox, Diego Fernandez de Ceballos, Jesús Ortega Martínez y Jesús Zambrano entre muchos otros.
Todos ellos oportunistas políticos que se olvidaron de ideologías y de posiciones para meterse todos en la cama y, de forma antinatural, crear un amasiato cuya única finalidad es la de aferrarse al poder.
Sin duda alguna tristes y patéticos vividores del presupuesto.
Para acabarla de amolar, ella junta su voz a la de personalidades como Rubén Aguilar, Jorge G. Castañeda, Carlos Alarzaki, Fernando Gómez Mont, Sergio Aguayo y Héctor de Mauleón entre otras «voces independientes».
No cabe duda de que Denise acaba de mostrar de que está hecha y de que, como casi todos los “comunicadores” con los que se está juntando, tiene una etiqueta de precio a la cual no es muy difícil acceder.
Qué lástima…