Las estrellas se han alineado, como lo hacen cada doce años, y dos eventos que afectan el ánimo nacional se volvieron a traslapar: Las elecciones presidenciales y la Copa del Mundo.
Me tacharán de ser banal y de tratar de empatar la importancia de los dos eventos, no es lo mismo una competición deportiva que la decisión que afectará el futuro de un país.
De hecho una de las grandes preocupaciones fue la de que la gente “podría distraerse” con el futbol y olvidarse de ir a las urnas.
Sin embargo el tema parece disolverse luego de que la dichosa Selección Nacional parece no estar a la altura de las expectaciones de los fanáticos. Su actuación podría ser bastante mala y no alcanzar los “logros” de mundiales anteriores.
Esto hace que la situación se transforme en una paradoja de la realidad de este pobre país: que la gente utilice el proceso electoral para fugarse de la realidad del futbol nacional.
Por pura casualidad el día primero de julio coinciden las elecciones y el partido de octavos de final en que, si México califica a la siguiente ronda en segundo lugar, enfrentaría a Brasil, en caso de que esta selección cumpla con las expectativas y se califique ne primer lugar de su grupo.
El escenario se ve muy triste para la fanaticada: en caso de no pasar a la segunda ronda ese día se celebra el partido al que hubiera podido llegar y, en caso de hacerlo, lo más seguro es que fuese eliminado por el monstruo. Un pierde-pierde.
Es por ello que el día de las elecciones lo más seguro es que veamos a la gente salir a votar y mostrar con ello su enojo por el futbol ¡fugándose de esa realidad con el proceso político!
México, tierra de paradojas, sin duda alguna.