Columna de Gladis López Blanco.
Señala Dilma Rousseff: “En términos de poder, la mujer se veía como un frágil objeto, lo que es imperdonable. Aquí comienza la historia de la mujer dura…”.
Las mujeres nos hemos abierto paso en la política mediante esfuerzo y ejemplo. Es tiempo que las mujeres rompamos esquemas, que seamos madres, profesionistas, empresarias o políticas; incluso todo al mismo tiempo.
Es verdad, la tradición política, y no sólo de nuestro país, ha marcado durante muchos años, la necesidad de representantes masculinos y la nula oportunidad de espacios para la mujer. Pero como bien apunta la cita; ese duro escrutinio al que el género femenino ha sido sometido por años, ha ayudado a que el trabajo de las representantes políticas tenga los más altos estándares y resultados.
En el caso específico de México, aún faltan muchos avances para empoderar a la mujer en el ámbito político, sin embargo, un granito de arena, se ha puesto a través de la reforma político-electoral. La cuota de género del 50/50, atrae responsabilidades para las candidatas, que deberán responder de la mejor manera a la ciudadanía para mantener su credibilidad. Sucede lo mismo para los partidos políticos, que deberán elegir a los mejores perfiles y comprometerse a otorgar candidaturas en las que realmente tengan oportunidad de ganar.
Los aportes que da la óptica femenina, nos llevan a pensar que es tiempo de cambiar y abrir espacios, de hacer a un lado la discriminación que existe hacia las candidatas y de rechazar la discriminación a un cargo político por parte de las mujeres, que también miran con recelo esta actividad.
La mujer que hoy se postula, no debe mirarse desde una perspectiva de género, debe ser vista a través de su esfuerzo y talento, contrastando ante sus contrincantes por sus capacidades y cualidades. Aún falta mucho camino que recorrer en la generación de más políticas públicas que promuevan la igualdad y que permitan que México sea una sociedad verdaderamente equitativa. Es mi opinión…