Quien fuera hasta hace poco secretario de Hacienda del Gobierno Federal, José Antonio Meade, renunció este lunes para buscar la candidatura del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la presidencia de la República.
“Me despido de esta secretaría con el orgullo de pertenecer a este equipo, voy a solicitar mi registro como precandidato a la presidencia de la República», dijo en la entrega-recepción de Hacienda a su sucesor José Antonio González Anaya.
De esta manera, se confirma lo que ya todos sospechábamos: Enrique Peña Nieto ya tenía rato que había escogido a su delfín para la presidencia.
Hace apenas algunos días, el secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, destapó a su amigo Meade en una conferencia, a quien comparó incluso con el expresidente Plutarco Elías Calles.
Claro, como buen priista, poco tiempo después desmintió sus dichos y llamó a «no confundir los elogios con decisiones políticas».
En aquel momento Videgaray lo señaló como «uno de los mexicanos más talentosos, preparados, con trayectoria impecable y protagonista de las transformación y éxitos de la política pública en México».
Horas después, salió Peña Nieto para desmentir el ‘destape’ de Meade, pero claro, el daño estaba hecho; a partir de ello no quedó duda de que el presidencialismo está más vivo que nunca y está muy claro quién es el que toma las decisiones por todo el partido.
Como era de esperar, poco tiempo después de su ‘destape’, Meade agradeció al presidente de la República a través de su cuenta en Twitter, por la confianza y la oportunidad de encabezar tres secretarías de Estado durante su gobierno: Desarrollo Social, Hacienda y Relaciones Exteriores.