Hablemos del Tren Maya, un «tren moderno, turístico y cultural» con el que Andrés Manuel López Obrador, presidente electo de México, busca comunicar los principales centros arqueológicos de la Cultura Maya en cinco estados del sureste mexicano. Y con esto, detonar el desarrollo económico de los principales destinos turísticos regionales como Cancún, Tulum, Calakmul, Palenque y Chichen Itzá.
El ambicioso proyecto supone una ampliación de un plan previo de 900 kilómetros que abarcaba Quintana Roo, Chiapas y Tabasco. El incremento a 1.500 kilómetros incluye a Campeche y Yucatán.
«Es una obra muy importante porque se va a comunicar una de las regiones de más importancia cultural en el mundo. No hay en otras partes del mundo una región con tanta riqueza cultural como esta región de florecimiento de la gran cultura maya», dijo López Obrador.
Para agilizar la construcción del tren, López Obrador, señaló que su administración lanzará las licitaciones públicas de los contratos desde el primer momento en que asuma oficialmente la presidencia el 1 de diciembre.
Para algunos, el Tren Maya puede ser la obra más importante del sexenio de López Obrador.
A los retos presupuestarios, que fueron el motivo por el cual los proyectos ferroviarios en la administración de Enrique Peña Nieto fracasaron, se puede sumar el desafío de negociar con las comunidades que serían afectadas a lo largo de los 1.500 kilómetros de construcción, que incluyen grupos indígenas y miles de ejidatarios (usufructuarios de tierras).
Para financiar el proyecto se prevé utilizar los fondos recaudados a través del Impuesto al Turismo, que anualmente ascienden a unos US $370 millones (en la paridad actual).
Otra polémica es el tendido de la vía férrea. Ambientalistas advierten que la ruta propuesta pasa por algunas zonas de reserva ecológica. El tendido de las vías y el cruce del tren puede causar afectaciones ambientales en las selvas de la región.
Sobre el ambicioso proyecto, el presidente de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo, José Manuel López, señaló que además de ser de pasajeros, el tren se debería utilizar para el traslado de mercancías.
Al ser de «uso mixto», dijo, puede detonar de manera complementaria el crecimiento económico del sureste y así respaldar al turismo de la región.
El empresario, originario de Yucatán, señaló que el gobierno también puede trabajar con las regiones por las que pasaría el tren para fomentar la producción agrícola y comestible de esas zonas y activar su economía.